Y te encontraron allí,
deshabitado, río arriba
arrinconado y enraizado
a el sombrío precipicio
y mientras los ecos quebrantados
del gélido viento desértico
chocaban contra el nacimiento
de un murmullo atragantado,
el silencio de tu boca
se volvió bruma para siempre,
ahí, acurrucado sobre la fría orilla.
Azul S.M
18/10/2017