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jueves, 7 de julio de 2011

TRASGREDIENDO ALGUNAS NORMAS


Injertando mis venas
y adosada a este árbol seco
transcurren hoy mis días.
Mi querido árbol,
mi gran confidente,
el guardián de mis diluvios
con el que yo he jugado
y alguna que otra vez he  herido,
está agonizando y muriendo.
Vulnerable lo vi aquella tarde,
cuando sentada a sus pies
note como absorbía,
con desesperación mis lágrimas.
Ese, fue un descuidado regalo
que le hice,
la más pura de las sales minerales
emanadas de mis ojos.
Luego, trasgrediendo algunas normas,
le fui cediendo de a poco
toda mi savia,
savia liberada,
que por ahora no necesito,
llena de oxígeno y carbono
que poco existe pura,
en la corteza terrestre.
Quiero nutrirlo con todo lo que tengo,
agua en abundancia, energía y mis
células bien fuertes y sanas.
Lo quiero cubrir con finas ternuras
y cálidos abrazos,
para que sus huesos se olviden
de las frías heladas...
Mientras tanto respiro confiada
que mi viejito
y gran confidente rejuvenezca...

A veces vienen a mí,
la nostalgia de un pucho,
alguna noche con amigos y tragos,
entonces canturreo un viejo blues,
para olvidarme del tiempo,
de estos tentáculos ramosos
que me tienen apretada y
fundida en sus grises
y ralos góticos follajes.

Estoy en suspenso,
con mis ojos mudos,
esperando que la primavera cubra
con sus suaves nuevas hojas,
mi desnudo cuerpo.
Y quien sabe...,
quizás hasta la pena
que llevo adentro se me olvide,
cuando al fin,
mi nutrido y joven árbol me libere...



Azul Strauss Markuart
04 / 07 / 2011
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Todos los Derechos reservados
(E )

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