Cuando uno se niega a irse
más aúllan en lo profundo
el verdadero caos.
Ya no se puede ordenar
las numerosas trampas
que las ardientes golondrinas
por las auroras arrastran.
Caen entonces los absurdos desvarìos,
cuando la orilla del mar te humilla los pasos
devorando hasta los horizontes más escondidos.
Ahora bizarro, el viejo crepúsculo
se atreve a tomar asiento
entre los frescos capullos de cardos,
observando las palabras disueltas
en los susurros de un mundo irónico
que se hace polvo y se humilla
lentamente en su caldo.
Tyno I.T
PAMPLONA
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